HOLA, GRACIAS POR LEER E INTERPRETAR:
Acabo de soñar con mi Papá que falleció hace 4 años. Lo sueño con frecuencia, pero hace un tiempo no lo soñaba y esta vez fue la más vívida y cercana. Yo entraba al mercado al que siempre voy, con un grupo de gente a efectuar un acto de "Flash-Mob" que es una actividad artística y expontánea, misma que en realidad estamos planeando con un grupo de Responsabilidad Social. En mi sueño, llegaba el día en que tenemos planeado hacerlo, pero yo sabía que ya era tarde; todos los participantes habían llegado mucho más tarde de lo acordado y al entrar al mercado, ya casi no había comerciantes. Llegábamos y nos instalábamos en un "claro" del mercado, que extrañamente estaba justo al medio. Un espacio amplio donde no había ni un sólo puesto, sólo alguna tarima o algo parecido. Uno de los músicos del Flash-Mob necesitaba un serrucho para cortar algo que era como una mesa y al mismo tiempo era su instrumento musical. Yo buscaba algo, pero no encontraba nada, más que una especie de pequeño serrucho, muy pequeño. Mi Papá estaba ahí de alguna manera, y aunque no lo veo claramente, él me decía que al lado de una caja que se ocupa para guardar frutas, había una pequeña hacha que sería más eficaz. Se la daba al músico. Después yo iba a buscar a Doña Flor, la señora a la que le compro siempre en ese mercado, pero su puesto estaba cerrado y ella, junto con su familia, dormían en su puesto tapados con lonas azules de plástico (lo cual no sucede en la realidad). No lograba ver sus caras porque estaban tapados, pero los veía acomodarse. De alguna forma sabía que ahí también estaba su esposo, el cual yo no conocí y falleció hace algunos años. Regresaba al lugar dónde estaban las personas del grupo. El mercado estaba muy oscuro, con cierta luz, pero oscuro. No recuerdo qué pasaba después, pero luego yo me encontraba buscando algo en los pasillos de las orillas, al fondo de uno de éstos que estaba muy iluminado, encontraba un puesto de "granadas" o algo que parecían granadas rojas, pero eran muy diferentes. Eran enormes y con cáscaras que asimilaban al de las granadas reales y a las de coco. Le preguntaba a la señora que las vendía que qué era eso, me explicaba que granadas, pero que siempre las sacaban de su vaina original y que por eso nadie las veía cómo eran. Le preguntaba cuánto costaba, porque se me antojaba un jugo de granada fresca. Me explicaba que ese día estaban caras, que costaba el kilo 51X32. Le decía que mejor regresaba cuando estuvieran más baratas. En el pasillo, a la mitad, también había una camioneta de carga que estaba descargando algo. Y al final el pasillo ya estaba cerrado con una cortina de fierro. Me encaminaba para regresar al lugar de antes. Después no recuerdo. Lo siguiente fue estar, muy vívidamente, como cuando vivía, platicando con mi Papá, era como si hubiera regresado de la muerte y no supiera mucho de lo que estaba yo haciendo en vida, así que le explicaba que estaba yendo a asambleas ciudadanas donde estábamos haciendo planes de acción social. Se interesaba mucho. También le contaba un proyecto enorme que tengo de crear Cultivos Organopónicos para insertar la Agricultura Urbana. Pero me era imposible contárselo directamente, ya que mi mamá estaba ahí y me interrumpía constantemente para explicarle ella, o señalar, lo que yo pretendía explicarle a Él. Así que no podía hablar con él directa y fluidamente. Pero lo recuerdo muy vívido y recuerdo que estaba FELIZ de tenerlo conmigo y sentía una necesidad enorme de platicarle todo esto porque era como si tuviera el tiempo contado, y me desesperaba no poder hablar con él como quería por las interrupciones de mi mamá. Después de eso, recuerdo que estaba en un departamento, casi todo blanco: paredes, muebles, etc. y que mi Papá había fallecido (¿otra vez?), que me sentía en paz, aunque muy triste. No hacíamos nada mi mamá y yo, era como algo normal. Luego en mis manos tenía una cajita de cartón larga, la abría y veía que dentro estaban unos cepillos de dientes (3) de mi Papá que ya estaban muy desgastados, eran como un recuerdo, y debajo había una carta que, en el sueño, yo les había escrito a mis papás. La sacaba: el papel era muy grande, de color amarillo-crema y adornado, y en realidad no decía nada muy especial. Era como esas cartas que se dan en navidad o en algún día feriado de familia. Yo tenía una sensación de tristeza y tranquilidad. Todo estaba "normal" o sin mucho alboroto, como tomando el curso normal de la vida con mucha tranquilidad. Hasta que mi mamá decidía que era tiempo de empezar a avisar, y ordenaba, a alguien, que le hablaran a mi Tía y a otros miembros de la familia para avisar que mi Papá había muerto, y empezaba a hacer preparativos. Yo no quería porque se sentía tan natural sin nada de eso. Sentía miedo de volver a pasar por el dolor del velorio y no quería hacerlo. Ahí desperté.