Me he levantado con la gran sensación de escuchar una canción de Soda Stereo, “Trátame Suavemente”. La letra de la canción:

“Alguien me ha dicho que la soledad se esconde tras tus ojos
y que tu blusa adora sentimientos, que respiras
tenéis que comprender, que no puse tus miedos
donde están guardados
y que no podre quitártelos
si al hacerlo me desgarras
no quiero soñar mil veces las mismas cosas
ni contemplarlas sabiamente
quiero que me trates suavemente
Te comportas de acuerdo
con lo que te dicta, cada momento
y esta inconstancia, no es algo heroico
es más bien algo enfermo
no quiero soñar mil veces las mismas cosas
ni contemplarlas sabiamente
quiero que me trates suavemente
No quiero soñar mil veces las mismas cosas
ni contemplarlas sabiamente
quiero que me trates suavemente
quiero que me trates suavemente
quiero que me trates suavemente
suavemente, suavemente, suavemente”

Bueno, eso es lo quería hacer primeramente, quería escuchar la canción y a Gustavo Serati como extiende su voz cuando dice “no quiero soñar mil veces las mismas cosas, ni contemplarte sabiamente, quiero que me trates suavemente, quiero que me trates suavemente, quiero que me trates suavemente, suavemente, suavemente, suavemente”. Es muy buena esa parte, así lo considero. Pero no es todo lo que quiero hacer, ayer soñé y quiero escribir ese sueño, lo cual, encuentro esa canción como si me quisiera decirme algo:
Es difícil explicar cómo se llega a un lugar en un sueño. Uno siempre aparece aquí o allá, o simplemente está donde está; es difícil saber cómo llegan ciertas personas (conocidas o desconocidas) a los lugares donde uno se ubica en el sueño; es difícil explicar cómo se configuran esos espacios donde uno aparece pues tienen de todos y de ninguno, parecidos a todos y a ningún otro que uno haya visto. Esto suena a escusas, como si aún me faltara mucho para comprenderme, es cierto, es una excusa.

Mi sueño comenzó hallándome en un lugar que, como dije, se parecía a todos y a ninguno, tenía esto de aquél lugar, esto otro de éste y esto de aquél otro, y así sucesivamente hasta formar un lugar bien singular, parecido a todos y a ninguno. Este lugar se asemejaba a la Playa en el Centro de la ciudad cerca de la casa de Mojica, a los alrededores de Teatro Pablo Tobón Uribe, a algunos lugares de Prado Centro, al parque Boston, al parque de la Memoria, etc. Me hallaba allí, en todos y en ninguno, solo, caminaba sin rumbo. De un momento a otro aparece Estephany, hablamos un rato un tanto de esto y otro tanto de aquello otro. Es extraño, no había un tema definido del que hablar, solo hablábamos nada más. Después de esa charla, el sueño comienza desvirtuarse un tanto más. Aparecimos sin saber cómo y por qué, en el barrio donde vivo con la extraña sensación del lugar, es decir, un tanto de esto, de esto otro y de aquello otro: a mi casa, a la terraza de ésta pero también a la terraza de Francisco al frente donde mamita Melida vive, a los matorrales y a los arboles de limón que antes habían al frente de donde mi mamita en el que ahora todo está construido y en los que antes frecuentaba para jugar cuando era niño. Antes de aparecer en este lugar recuerdo que Estephany dijo algo así como: “Alex tu material bibliográfico es muy reducido”, cuando comenzó a decir esto era como si el lugar en el que antes estábamos tomara las formas de mi cuarto, todo se comenzó a desvirtuar. Yo me quede callado, sin palabras, no tenía nada que responder ante eso, no sin sentir un cierto grado de malestar en mí mismo. Miré inmediatamente mi biblioteca y vi que tenía razón; me dije a mí mismo que me hacía falta muchas cosas o muchos más libros que me gustaría tener pues vi que mi biblioteca tenía una línea especifica, que no estaba compuesta de variedad bibliográfica. Pensé en nuevas novelas, en otros temas, en nuevos cuentos, etc., que mi biblioteca no posee; todo eso me hizo sentir pobre, no en el sentido económico sino más bien de recursos que puedan acceder a otras formas de ver la vida y el mundo, al saber. Después, en un instante nos hallábamos en la terraza de Pacho, yo quise ignorar a Estephany y me lanzaba desde esa terraza hacia los matorrales que quedaban atrás de donde era antes la casa de Resfa; me lanzaba una y otra vez sintiendo en un momento miedo y alegría y un poco de confort y un poco de malestar conmigo mismo. Caía en unos matorrales verdes, acolchonados, suaves, y esquivaba los arboles de limón… me sentía como un niño, alegre jugando. Para subir a la terraza de Pacho, cosa compleja de describir, lo hacía escalando el patio de mi casa: me encontraba en la casa de mi tía Edilia y subía por el patio, me aferraba a las varillas, al borde de la primera plancha que da al segundo piso y, de ahí, seguía mi ascenso hasta alcanzar la cima aferrándome a la perded. Ya en la plancha, en el tercer piso de mi casa, todo comenzaba a tomar nuevamente la forma de la terraza de Pacho volviéndome a lanzar y sintiendo las mismas sensaciones, los mismos sentimientos de malestar conmigo mismo. Ya en el aire, en pleno vuelo que era de varios metros hacia adelante, veía que podía controlar mi vuelo con mis pies que servían como timón de un barco o como alerones de un avión. En una de esas escaladas que hacía para lanzarme nuevamente vi un montón de gente familiar: mi abuelo, mi mamá, mi papá y entre ellas estaba Estephany que preguntaba por mí, como si nunca hubiera estado allí, como si estuviera haciendo visita, como si quisiera saber por mí. Yo la ignoraba en cierto grado por no querer sentir nuevamente lo que sentí con ella. Mi abuelo le dijo que yo me encontraba haciendo eso desde hacía rato y que nadie me podía parar. Yo me detuve un momento en mis lanzamientos y les comente la sensación que se sentía al lanzarse; invite a Estephany a que se lanzara conmigo pero encontré cierto rechazo, sin embargo, veía en ella ciertas ganas de hacerlo. Aunque no quiso hacerlo, tengo la vaga sensación que se lanzó una vez conmigo y lo disfruto. Después de eso, no recuerdo más, o por lo menos no tengo muy claro qué fue lo que sucedió, sólo recuerdo que algunas personas se lanzaban y otras disfrutaban viendo lanzarme.