Desperté en mi casa, Salí como cualquier otro día, pero como no tenia coche, regrese a mi codiciado 380…
A pesar de que su ruta era diferente, pasaba por nuevas calles que me hacían sospechar, sin embargo continúe, pues sé que soy despistada y no siempre conozco toda la ruta. En el retorno a casa, pase por unas calles extrañas, de la nada tres hombres se aproximaron a mí, sin confianza, sin reconocerles la cara comenzaron a acercarse demasiado a mí, el miedo me lleno de incertidumbre, a pesar de que no invadieron mi burbuja personal, me sentí asechada…
Rápidamente ubique mi camión y me subí, dejando atrás a esas personas sentía ese alivio en el alma, como cuando te escapas de un perro que va persiguiéndote y te quiere morder…
Al llegar a mi parada, me di cuenta que un camino llevaba a una de las zonas más peligrosas de la ciudad, donde poca gente quisiera entrar. Logre cambiar el destino y llegue segura hasta mi casa. Al día siguiente, paso un amigo por mí, salimos a caminar y platicar, en el regreso, nuevamente estaba esa vereda peligrosa; lamentablemente mi mente jugó con migo y tome el camino equivocado, cruzamos un baldío, poco a poco las calles estaban mas grafiteadas, la basura se incrementaba en las calles y la gente se veía más extraña, se notaba como la pobreza y los robos reinaban en esas calles. A lo lejos se veía gente gritando, y detrás un par de policías que parecerían le importaba poco la situación.
Una palmada en mi espalda me asusto, me hizo salir de todo esa situación, de esa tristeza que se siente al ver eso. Mi amigo me decía que retrocediéramos, que no siguiéramos, sin dudarlo le hice caso, al dar vuelta a tras, un tercer policía estaba allí, comenzó a interrogarnos que hacíamos, que pensábamos por estar allí, era acaso que teníamos un negocio pendiente que realizar?, sin poder responder seguía cuestionando nuestra estancia, cuando en dos segundos un estruendo se escucho al fondo, “corran!” se escucho a lo lejos, las alarmas de los coches sonaban, los policías parecían estar desorientados, dos hombres se estaban matando a golpes y una muchedumbre se acercaba, el miedo nos lleno por completo, sin poder correr y sin saber el camino de regreso intentamos huir.

Fallidamente regresamos al mismo lugar, así que nos vimos obligados a pedir ayuda a esos “policías”. Nos subimos a las motos con ellos, mi amigo había desaparecido, pero una amiga había quedado en su lugar. Mientras nos llevaban, una emergencia había ocurrido en uno de los penales, así que los policías no tuvieron tiempo de bajarnos y nos llevaron directamente al penal, con nuestros ojos observamos todo lo que sucedía allá dentro! Cosas inimaginables, denigrantes, casos tan mas tristes que difícil olvidar todo eso que se ve.
Al bajarnos una calle después del penal, una sirena sonó, la gente corría, no tenía la menor idea de lo que sucedía, solo sentí el pánico, una señora en medio de la calle parada sin poner hacer nada, la agonía de su rostro solo te motivaba a correr, disparos se escuchaban por doquier, corrí sin pensar, me caí en la tierra, pero seguí corriendo, tras un alambrado me raspe el hombro, pero me escondí. Desde allí veía como la gente era disparada sin piedad, como “los policías” tenían cercada la zona, “nadie podía salir y todo aquel que fuera encontrado, debía ser ejecutado” esa era la orden que todos tenían en mente.
Hasta ese momento, entendí el pánico en la comunidad. Escondida entre la tierra poco a poco caí dormida, pero los rayos del sol me despertaron, así como despertaron a mi instinto por sobrevivir. Corrí imparablemente, a lo lejos logre ver unas patrullas diferentes, me escondí antes de llegar a la avenida, mi brazo seguía sangrando, pero no podía parar, cuando uno de ellos me vio, me levanto de un brazo y me amenazo de muerte, no podía creer como el mismo policía que me había traído a ese lugar, era el mismo que proclamaba mi ejecución por estar en un lugar, en un momento y en un tiempo equivocado. Le rogué que me recordara y lo hizo, sin embargo, eso no importaba las órdenes eran muy claras. Logre safar mi brazo corrí desenfrenada mente a la avenida, dos coches chocaron al tratar de esquivarme, una patrulla me vio, comenzó a ir detrás de mí, cuando otra se enfrento, sin entender su idioma, no me detuve, solo los disparos se escuchaban, de un desliz y casi desvalida, logre atravesar esos 6 carriles que proclamaban mi muerte.
Me deslice, logre perderlos al meterme por una pequeña ventana que me llevaba al sótano de una casa. Allí cure mi herida, pero al darme cuenta, ya era presa de otro grupo, había caído en una de las casas de la resistencia. Fui esclava por casi 2 semanas.
En la primera oportunidad salí disparada, nuevamente corriendo atravesando todo, mi ropa estaba desgarrada, sucia, llena de sangre, mi cabello reflejaba todo eso que había pasado y en la mente solo podía pensar en esa señora que estaba a media avenida cuando todo había comenzado. La guerra se había desatado y en medio mil y un inocentes habían muerto, las calles olían a desgracia, los pies sangraban de tanto correr…