He soñado qué camino en compañía de mi actual novio, por una calle conocida y la cual en época de colegio transitaba algunas veces, la calle era estrecha y larga, no le veía fin, rodeada de árboles, casas y altas rejas. vestía un uniforme de colegio, no el que usaba en mi época de escolante, este era de color azul oscuro, llevaba el pelo suelto, de un largo y color similar al de aquella época. Mi novio y yo buscábamos la casa de la qué era conocida mía en ese entonces, conocida de la cual no era muy amiga, que nunca he vuelto a ver y de la cual no he sabido nada, yo iba adelante, él -mi novio- detrás mío, a unos pasos de distancia, hablando por celular con mi conocida, -ellos nunca se han conocido- le preguntaba cómo era su casa, si tenía algún objeto a las afueras con el cual se identificara, a lo que ésta respondió el nombre de un objeto, el cual no logro recordar, buscamos el objeto en las entradas de las casa y después de caminar unos pocos segundos, mi novio qué hablaba con ella, para dar con la localización de su casa, se detuvo y me llamo, mi novio estaba de pie frente a la casa, yo me había pasado unos pasos, me devolví y me pare al lado de mi novio, mire la casa era de color blanco, sencilla y un objeto de color fucsia colgaba al lado de su entrada. Allí, en la entrada estaba mi conocida, aún sostenía el celular en su oído, sonreía cómo si le alegrara verme, entramos a su casa, pequeña, estrecha, clara y con mucha luz, después de cruzar unas palabras, notamos qué no estaba sola, se encontraba con una mujer blanca, pelo negro, madura, su tía en el sueño, nos dirigimos hacía su habitación, también pequeña, pero no estrecha ni saturada de objetos, era limpia, clara, despejada; nos invito a sentarnos, mi novio estaba junto a mi, yo me había recogido el cabello, ella sonreía, era diferente la del sueño, a la de mis recuerdos, ya no era una niña, había crecido, igual que su cabello, el cual llevaba suelto y llegaba a sus caderas, vestía de blanco; busco un diario que escribía -según el sueño desde el colegio- recogió su cabello, se recostó boca abajo en su cama, y sonriendo me contaba cosas que había escrito acerca de mí y de mis amigas - que no eran amigas ni conocidas suyas- cosas acerca de diversas situaciones, que ocurrieron cuando estábamos en el colegio y también de situaciones ocurridas cuando ella se había marchado de aquel plantel educativo, de las que ella, no tenía ni debía tener conocimiento, lo último que recuerdo del sueño fue su sonrisa.