Cómo comienza el sueño, no lo recuerdo, pero eso es comun. Pero desde una parte en particular, recuerdo con la mayor presición que puedo lo siguiente: primero, un dibujo animado, quien yo creo que es humano y como de mi familia, me dijo que entre a una casa vecina, que estaba vacia, por la ventana y que si alguien aparecia me tire al suelo. Yo entro, tal como me dijeron, y cuando lo hago, el dueño aparece por la puerta. Salgo por la ventana, pero en vez de tirarme al suelo, me quedo parada, apoyada a un balcon, mirando como éste hombre entraba y se acomodaba. En mi sueño no estaba segura de si me veia o no. Eso hizo que me quede aun mas quieta. Avanzaba este hombre desde la puerta y atravezando el comedor, que estaba todo vidriado, hasta la cocina, y despues abre una puerta y sube a un ascensor. Lo paradojico del ascensor es que tambien podia ver atraves de el, y mi quietud seguia siendo en gran parte por miedo. En ese momento, en que crei que la persona iba a desaparecer del piso en el que yo estaba, el ascensor que parecia subir y bajar, siempre se mantuvo a mi vista. Y termina viendome por el vidrio. Con enojo, se baja y se dirije hacia mi, sacando una pistola y creyendo que lo iba a robar. Yo intente explicarle que no queria hacerlo, que solo entre porque me lo habian dicho, pero no escuchaba y seguia apuntandome. Asi que saque un arma, chica, oxidada, que llevaba en el bolsillo e intente disparar, pero nada salio. El hombre al darse cuenta que intente defenderme, me “sentencio” a muerte, y mientras me apuntaba me decia que bajasemos por las escaleras, que ahi era donde iba a ponerme fin. Bajamos por unas escaleras de cemento, amplias, muy amplias, que daban sensacion no solo de frialdad, sino de humedad. De la que cala en los huesos. Faltaban menos escalones, y yo a cada paso, lloraba y le decia que por favor, no me matara, que le podia explicar la situacion y que él estaba equivocado al respecto. Pero me seguia obligando a bajar. Cuando llegamos por fin a la planta baja, intente por ultima vez gatillar en su contra. Y fue en vano nuevamente, el hombre con una risa de maldad, me decia que deje de intentarlo. Y me desperte. No se si me mato, o no. Si segui luchando, o qué. Pero me dio la horrible sensación de que por más esfuerzos que intentara, ya habian contado mis minutos.