Buenos días,

Hoy sentí la inexplicable sensación de describir mi sueño, un poco picante y sin mucho sentido para mí, aunque muy muy placentero, espero tenga algún tipo de interpretación.

Hoy soñé que casi me ****ba a la hermana de mi pareja...fue un sueño espectacular, se trata de una historia sexual que me sorprendío por completo al despertar. Era de noche, en lo que parecía un muelle abandonado, cerca de una nave industrial, con unas escaleras para poder acceder dentro, cómo una película de gangsters en las que se hace un trato de contrabando. Justo pegado a la barandilla roja, un puñado de coches bien estacionados por fuera, junto con un container de carga en el medio, sin ningún motivo de por qué estaba ahí. En ese momento, aparecí allí, sin sentido aparente, en medio de aquella calle húmeda por el rocío de la noche, aún con minúsculas gotas cayendo sobre nuestra ropa. Ella me miraba fijamente, pero sin mostrar interés alguno, solo recuerdo su gran abrigo rojo, de alguna tela imposible de recordar, mirando fijamente a sus labios, se acercó, como si no tuviera ningún interés en mí, con la mirada dispersa, agarró fuertemente mi cuello y tiró hacia su boca, en baja estatura, obligando a inclinarme bruscamente, con un deseo incontrolable, aunque sin mostrarlo en ningún momento, apartando la mirada, sintiendo vergüenza. Recuerdo su boca, oh si, que gran boca...lengua con lengua entrelazándose, sin descanso, el deseo cada vez era mayor. No podía, extrañamente, mover mis brazos en aquel instante,
estaban amarrados a su boca, ella me pedía insistentemente más,sentía cada vez más su lengua profunda explorando y jugando dentro de mí.
A pesar de su tamaño, era veroz y muy sensual, fogosa, acariciándome la cara, todo un sentimiento de calor recorría mi cuerpo en ese momento. Paró, radicalmente. Alcé la vista y vislumbré en la oscuridad del muelle una silueta, cada paso más cercano, más claro lo tenía. Era
ella, mi novia, con su vestimenta habitual abrigada y rellena. La hermana, fugazmente arrastró mi cuerpo justo detrás de un coche estacionado al lado nuestro, era color rojo vino plateado. Lo recuerdo perfectamente porque la imagen de su mano, fina y dulce, apoyada con fuerza directamente sobra la carrocería, la doblaba por completo, era algo que me excitó intensamente. Nos pusimos de cuclillas justo detrás, aún sabiendo que era tarde, que nos había visto y sabía que venía hacia nosotros. Cogió su mano y bajo la falda, arrancó sus bragas, quitando la otra
mano del coche agarró mi mano, mientras yo preocupado miraba en el reflejo del otro coche como se acercaba mi novia con prisas hacia donde estábamos nosotros. Al agarrar fuertemente mi mano, sentí una mezcla de dolor y placer, tiró hacia ella y me obligó a acariciarlo suavemente al principio. Luego un susurro salió de su humedecida y pequeña boca, pidiéndome que le metiera los dedos hasta
el fondo. Mi erección se multiplicó por cinco, de repente, mientras sin creerlo, seguía mirando aquel reflejo cada vez más cercano. Metí mis dedos, alejé la vista del reflejo para mirar su excitada cara, que placer tan inmenso, su fuerza agitaba mi brazo, dentro y fuera, mis dedos estaban tocando la gloria dentro de ella, hasta el fondo, sentía cada pedazo de piel, áspera y suave, líquido. Recuerdo esa sensación de gozo difícilmente explicable, lo metía una y otra vez, sacándolos en más de una ocasión hasta el mismo
**** y volviendo a entrar...En el mayor momento de éxtasis, mi mirada se centró nuevamente en el reflejo del otro coche, y ella estaba allí, mi novia, a menos de 1 segundo de tener visibilidad sobre aquel retrato de placer que estaba viviendo. Sin darme cuenta la hermana,apartó mi brazo con naturalidad en cuestión de micro segundos, inclinó sus rodillas hacia delante, en una postura que incitaba a pensar que iba a mear. Me giré como si nada fuera conmigo, miré hacia el suelo, recuerdo el asfalto negro y húmedo. No podía creerme la experiencia tan picante que acababa de vivir, con la hermana de mi pareja. Con la boca abierta, y los ojos ensimismados, solo pude girarme, y ver aparecer aparecer aquella sonrisa de niña alegre, mi novia. Apareció con naturalidad, como si nada ocurriese, la hermana soltó un "estoy meando, un segundo...", mientras ella la miraba. Me giré, no sé por qué estaba de cuclillas, solo pude levantarme como un resorte, ponerme en pie. Seguía con la boca abierta y me temblaba
todo el cuerpo. Extrañamente, solo sentía naturalidad en mi novia, como si todo lo que pasara, no le afectara en absoluto, ni se preguntara el por qué estaba yo allí, de cuclillas, semi sentado mirando hacia otro lado mientras su hermana meaba. Al darme cuenta, la sensación cambió por la de un extraño y placentero alivio. Poco después desperté, con una sonrisa placentera, sin ganas de despertar de aquel sueño, pero sonriendo por dentro.