Me encontraba en un verde monte junto con mi hermano y un coche.Justo delante se divisaba una larga carretera con una gran bajada; todo estaba nublado,así que era imposible visualizar qué había al final de esta.
"¡Mira. al final de esa carretera está la Iglesia de los Heterosexuales Locos!"-exclamó mi hermano.
Una sensación de confusión invadió mi mente al oir sus palabras "¿La iglesia de los Heterosexuales Locos? Suena gracioso incluso."
Ciertamente, a lo lejos solo se veía la densa niebla que tapaba la vista, pero, segundos después de que mi hermano formulase esas palabras, el cielo empezó a clarecerse y la niebla se extinguió por completo.
"¡Mira ahí está!¿Ves?"-volvió a exclamar mi hermano señalando a lo lejos lo que parecía ser un gran templo de color blanco, tapado anteriormente por la densa niebla.
Sin mediar palabra, decidimos subirnos a aquel coche azul que se encontraba a nuestro lado y conducir por la carretera hasta aquel templo, o "La Iglesia de los Heterosexuales Locos", como mi hermano gustaba de llamarla.
La carretera era larga, pero con una gran bajada que nos permitió avanzar a una mayor velocidad; en aquel momento mi cuerpo experimentaba una gran subida de adrenalina.
Al llegar, nos colocamos justo en la entrada de aquella iglesia. percatándonos de que no tenía puerta.
Al mirar dentro del edificio, simplemente se me heló la sangre.
Estaba todo oscuro, iluminado únicamente por una tenue luz del color de la sangre que abarcaba todo el interior de la sala.
Podía observarse unas personas vestidas con capas negras, con cuerdas atadas a la cintura a modo de cinturón y la capucha puesta.
Cada uno estaba sentado en un taburete, sosteniendo un libro en sus manos, que leían a la persona que cada uno tenía al lado; estas personas se encontraban tumbadas encima de lo que parecía ser un ataúd, no sé bien si dormidas o muertas.

Tras todo esto volvimos a casa, dónde estaban mi padre,mi abuela y mi tío.
Como de costumbre, cogí un libro y empecé a leer; extrañamente, el final de la página que estaba leyendo se reescribía.Lo leí;

"Ahora formáis parte de nosotros;nosotros no contamos con uniforme.Cuándo durmáis se os llevará a vuestro nuevo lugar"

Aterrada, se lo mostré a mi hermano y padre, pero no se veían muy interesados.
Intenté no dormirme; ya empezaba a pesarme los párpados, y cada vez que momentáneamente cerraba los ojos, una sensación de terror se apoderaba de mí.
Finalmente desistí y terminé durmiéndome; en ese momento, desperté.