No aburriré a nadie con mi historia personal, pero si diré que el relato que aquí comparto trata del quinto y último sueño que tuve con la “Dama de negro”, una sucesión de sueños recurrentes con la misma “Entidad”, viendo el fin en este último. (No buscó ayuda, ni análisis. Deje se soñar con ella , como deje de soñar con otras tantas cosas cuando descubrí sus significados con lo que yo llamo “Onírico auto psicoanálisis”, tan solo compartir lo que hace ya casi un año me sucedió .)

La atmósfera del banquete en el que me encontraba se torno violenta, un aire asfixiante empezó a recorrer la gran sala, y de nuevo ese mismo perfume empezó a embriagar mis sentidos, olía a cítricos, a violetas. Me hizo sentir una vez más, vulnerable pero sin miedo, tremendamente dichoso y a la vez eternamente atormentado ya que como la calma que precede a la tempestad ella entro por la puerta más alejada de la sala. Ha decididos pero livianos pasos llego hasta mi , y una vez más tenia frente a frente a la divina figura de largos y rizados cabellos de color bronce, que caían sobre su escote tildado de lunares como estrellas en una constelación. Su fina figura, esbelta , delgada pero imponente, se ocultaba tras el ceñido vestido negro , me miro con esos ojos y ese rostro que jamás he visto, que jamás he recordado, ya que jamás tuvo uno la “Dama de negro”, y como dos amantes en duelo por la larga espera nos besamos , un beso largo, dulce , con la ternura de la inocencia pero salvaje y desesperado por los acontecimientos que bien ambos sabíamos que estaban por llegar, apenas teníamos tiempo, y cuando entre caricias y suspiros el beso murió me eche a llorar como un crío, jadeaba, gritaba y ante todo quería despertar. La amaba y ella a mí, éramos dos partes de un mismo ser ,entonces ella me levanto lentamente la cabeza con su mano posada en mi barbilla, sentí el frió tacto del anillo que llevaba en su dedo índice, me abrazo, con tanta fuerza que casi creí que nos uníamos en un mismo “ser”, me beso de nuevo y me susurro una vez más esas palabras que aun despierto son capaces de tornar mi corazón templado en una caja de ritmos; "encuéntralo", “tú sabes quién es”, “no te guardo rencor, siempre te amare”.
En ese momento se apagaron las luces de la sala y sentí un tirón, otra vez me la arrebataban, otra vez el ciclo se ponía en marcha y cuando se encendiera la luz yo sabía, yo debía correr hacia las cajas, ya que en ellas encontraría la respuesta y no tardaría mucho tiempo en despertar. Una vez más empezó la pesadilla, la luz se hizo, en el escenario donde antes había una banda que tocaba swing suave, ahora se encontraba la pila de cajas tales como las que trasportan paquetes de folios, corrí hacia ellas y abrí una al azar, en su interior se encontraba el pie izquierdo desmembrado de la “Dama de negro”, aun con su zapato puesto, y escrito en cursiva, que está ya era la carta de presentación del asesino , un breve poema con referencia a la parte seccionada de ella que se encontraba dentro de la misma. Una vez más frases nebulosas, ilegibles, me apresure a abrir la segunda caja en pos de encontrar una nota que pudiera leer; una mano seccionada casi quirúrgicamente descansaba en ella, le habían cortado el dedo donde tenía el anillo que le regale sueños atrás y cuando me dispuse rápido a buscar la nota desperté.

Atentamente: Hyde