Soñé que habían asesinos merodeando el pueblo. Se dedicaban a disparar o matar a golpes o cuchilladas a los animales domésticos que andaban en la calle o en los patios de las casas. Intenté pedir ayuda a la policía pero no tenía teléfono, así que fui a conseguir uno. De la nada, empieza un evento y se junta una multitud en la esquina cercana al asesino, impidiéndome poder hablar con mi papá. La policía se había llevado a uno, pero seguía sintiéndome extremadamente incómoda.
El sueño se corta y estoy ahora en mi casa, que no es para nada mi casa real, con mi hermana, quien no sabe lo que está pasando.
Al escuchar un auto pasar por el frente de nuestra casa, veo que hay un hombre armado con el brazo fuera de la ventana del auto, avanzando lentamente. Él ve a la gata de mi novio y le dispara. Yo realmente quiero a esa gata, y me pongo a llorar mientras le digo a mi hermana que se agache para que no la vean. Yo ya sé que me van a perseguir porque ya saben quién soy.
Cuando ya no está, le pido a mi hermana que salga corriendo y se mezcle con la gente en el evento, y me quedo sola.
Oigo ruidos en el patio trasero y veo a una mujer con un cuchillo carnicero y una pistola golpeando a mis perros y matándolos, una mujer desaliñada de unos 40 años.
Se dirige a mí y me intenta dar una patada, pero le tomo la pierna y le clavo un tenedor, a lo que responde con un grito y mucho enojo.
Salgo corriendo por la puerta principal e intento buscar ayuda mientras ella me persigue, pero por alguna razón la gente me ve como si yo estuviera loca.
A estas alturas del sueño, mi casa se había transformado en un barco, y no entiendo por qué tomé una cuerda y comencé a nadar, llevándome la casa a nado.
Lo que me dio más impotencia fue ver que era perseguida sin parar, fue muy desesperante y no pude hacer nada mientras mataban a esos animalitos que yo quiero tanto.