Hace 3 años experimenté el sueño que más me ha impresionado hasta ahora. Me llamo Daniela, soy una linda chica que se sentía atormentada por el recuerdo de un ex novio...

Todo comenzó la noche de un miércoles, yo en mi sueño veía que caminaba por una calle oscura que conduce a la casa de el citado muchacho, me era familiar porque ya había pasado por ella varias veces antes, así que me sentía confotable.

Entonces, en medio de la penumbra escuchaba a lo lejos el andar de alguien, y de pronto vi a dos sujetos bastante extraños. Ambos iban cubiertos de cemento, parecían dos estatuas caminando. Uno de ellos traía consigo una carretilla o carreta pequeña llena de ladrillos, y el otro iba como si nada.

Cuando los vi la sensación cambió, sentí una gran pesadez, no podía andar con la misma fluidez y mis pasos se hacían más lentos, hasta que llegó el punto en el que los tres nos encontrábamos frente a frente.

Mi primera reacción fue voltear hacia la izquierda para observar detenidamente a aquellos caballeros, y de pronto las partículas de cemento que cubrían al que estaba a mi izquierda (con los ladrillos) desaparecieron y pude ver claramente el rostro del mejor amigo de mi ex novio.

Que, dicho de paso, ¡me fascina! Él es el hombre más guapo que yo halla visto en mi vida, y siempre me ha gustado pero por ser amigo de aquel pues había reprimido mis sentimientos.

El caso es que, después de haberlo reconocido, deduje que el otro que se quedó como estatua era mi ex. Sin embargo, después de que la máscara de cemento se fue, el apuesto muchacho se quedó atónito al verme... Y entonces desperté.

Al día siguiente, desperté con mucha euforia por haberlo soñado, y no me importó tanto que el protagonista no fuera mi ex. Lo que más me embargaba, era un profundo sentimiento de pasión y emoción, porque algo me decía que lo vería, pero luego pensaba.... ¡ay, estoy loca!

Transcurrió otro día más, y yo seguía con el fuerte presentimiento de ver al apuesto hombre, no podía apartar esa idea de mi mente. Después tenía que trasladarme al centro de la ciudad para comprar unas cosas, así que tomé un autobús.

Curiosamente la ruta del transporte pasa por casa de estos muchachos, y entonces el operador hizo una parada justo frente al fraccionamiento. Yo no podía dejar de pensar en él, cuando de pronto subió un hombre alto y atlético, algo dentro de mí me decía 'es él, es él'....

Dicho y hecho, se trataba del apuesto mancebo. No lo podía creer, y justo cuando nuestros ojos se encontraron, vi la misma expresión que le había visto en el sueño.

Yo me quedé pasmada por la exactitud de su comportamiento, y también por las coincidencias tan particulares.

Espero me ayuden a comprender mejor esto que para mi es tan especial.

Daniela